sábado, 20 de julio de 2013


EL ANFIBIO MAESTRO MARIO VALDEZ

A MODO DE PRÓLOGO O PRELUDIO A “LA VUELTA AL BARRIO EN 80 TANGOS” DE MARIO VALDÉZ

Según Pierre Bourdieu "en el campo de las artes todo lo extra musical forma parte de la acumulación del capital cultural. Todo lo que sabe sobre un artista y su tiempo agregan valor al objeto del arte y agregan también placer a su consumo".

Se ha dicho también que la música empieza donde mueren las palabras, en la historia de la humanidad su influencia misteriosa ha conmovido el corazón de los seres humanos.

Los cambios políticos son episodios trascendentes y a la vez momentáneos, pero si, por algún motivo, a los humanos no nos fuese posible seguir disfrutando de la obra de los grandes creadores sería una verdadera catástrofe.

Por lo dicho, además de disfrutar plenamente de esa expresión musical sublime y complejo que es la música ciudadana, éste trabajo nos lo muestra en su geografía originaria: Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Parque Chacabuco. La "biografía" del género en dicho "quartier" tradicional de la ciudad, los lugares donde tocaron las agrupaciones, los domicilios donde ocurrieron nacimientos, donde se desarrolló o se extinguió la vida de grandes creadores, instrumentistas insuperables y cantores de renombre es un recorrido extra musical que agrega valor al objeto estudiado y profundiza el placer de escuchar el tango.

A eso nos referíamos cuando hablábamos de prólogo o preludio, porque este libro es de algún modo una introducción musical que nos predispone favorablemente. 

El autor nos "pasea" amablemente con datos precisos y preciosos para todos los interesados en el tema, con una prosa clara, basada en una investigación amplia y seria.

Nos "cuenta" episodios de un forma que denota algo que es poco frecuente: haberlos vivido en algunos casos y otros recogidos los datos de primera mano, a través de sus propios protagonistas.

Y nos falta explicar el título, veamos.

Parafraseando los conceptos de Aldous Huxley sobre Igor Stravinsky, y reemplazando al músico elogiado por él por el que nos ocupa en estas líneas, podríamos decir que el maestro Valdez  "es uno de esos felices anfibios que se sienten cómodos en las áridas tierras de las palabras así como en el océano de la música, y cuya capacidad en tierra nunca lo empobreció como nadador", nada más cierto.

 

ALBERTO DI NARDO

2012

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