sábado, 20 de julio de 2013


TEATRO -SER TANGO

Recorrer los caminos del misterio, el que tocaron los grandes poetas, en este caso del tango, no es tarea fácil. Pero ir descubriendo y mostrando a la vez la textura y los significados es una empresa difícil (empresa: acción que valerosamente se comienza. R.A.E.)

El tango usó al teatro como vehículo de difusión, el pequeño teatro dramatizó algunos  tangos de forma casi ridícula. El teatro como rescate del tango-texto es una rareza.

Ser tango es algo medularmente opuesto a la rutina de los cantantes de tango de dudoso arte, que entretienen apropiadamente, como verdaderos facilitadotes de digestiones y modorras.Decir y actuar los tres tiempos del espectáculo desde el primero: Un ardiente Romeo( basado en letras de Le Pera y Gardel), el segundo: Una abeja en la colmena (sobre la poesía de Eladia Blázquez), y un tercero: Un acróbata demente ( de la producción de Piazzolla y Ferrer) es rescatar cada palabra, cada verso y cada letra como pieza única.

La nostalgia del día que me quieras ó de la lejana tierra mía, ó el ansia de volver, cuesta abajo con las golondrinas y a veces, perder por una cabeza.

Tener sueños de barrilete, dar gracias a pesar de todo, estar como sin piel y cantarle a un semejante. Poder describir la bicicleta  blanca, el homenaje al padre en adiós Nonino, animarse con una balada para la propia muerte, ó para un loco, describir los pájaros perdidos y oficiar misa  para el año 3001 es la clave de este viaje experimental, puede gustar a algunos y causar indiferencia en otros.

Además del actor principal están los coreutas, de muy buenas voces: Elsa Muratori, Mariana Roccatagliata y Marcelo Ballesteros, ellos contienen, describen, ubican y resaltan la figura del protagonista. El espectáculo está logrado en lo estético y  las luces aportan  su protagonismo. Todo suma.

Los premios obtenidos por el actor y director nos cuentan de una trayectoria con méritos sobrados y riesgos asumidos. Francisco Cocuzza vuelve a meterse en lo que no debe, en lo más difícil, en lo menos conveniente. Y sale victorioso de la experiencia. Como los míticos griegos, nos trae una luz nueva y la proyecta sobre la poesía del tango. Felizmente todavía quedan hombres y mujeres de teatro que se arriesgan así.

 

ALBERTO DI NARDO

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